Al salir de Canteixeira deberemos girar a la derecha, fijándonos en que los carteles solo nos indican Pumarín a la izquierda, asi que mucho cuidado con equivocarnos. Hemos elegido este camino porque por el vamos a poder observar una gran variedad y diversidad de flora (castaños, robles, robles y abedules) y fauna (jabalis, corzos, etc) propios de los paisajes ancareses. Mientras recorríamos estos lares, se podía respirar una paz y una tranquilidad que en la gran ciudad no se siente. Además, el otoño ha transformado la zona en un manto de colores como el verde, el amarillo, el morado y en muy pocas ocasiones el azul cielo que se veía cuando la niebla lo permitía.
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